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Me cri en un pas que, como tantos otros, tiene una idea muy presente de lo que es la cultura nacional. Lo particular y no tanto del nacionalismo en Uruguay que muchas veces se fundamenta sobre cosas absolutamente extranjeras, o a lo sumo una amalgama shellyana de costumbres importadas, ambas caractersticas muy propias de naciones forjadas por inmigrantes. En Uruguay, la poblacin autctona lase, pre conquista luso-espaola era de por si muy escasa.
Si bien corre sangre indgena por nuestras venas estamos mayoritariamente formados, tanto fisiolgicamente como culturalmente, por un molde fuertemente europeizado, con matices de cultura afro a lo sumo. Con cuidado de no entrar demasiado en el campo de la antropologa, mucho menos la sociologa, me arriesgo a decir que una cosa como cultura genuinamente nacional y nica suena difcil de materializar, hasta en el abstracto. Por eso, con esa idea clavada en la cabeza, circul una adolescencia sin negar mis costumbres, con respeto, pero ausente de cualquier tipo de fanatismo o defensa de pasin.
Quizs sin sentido de pertenencia, como lo llaman algunos. Pero, para ser justos, nac en medio de la generacin de Internet.Mi juventud estuvo plagada de bombardeos culturales de lugares que, pocos aos antes, eran inaccesibles o en todo caso anecdticos.
Por supuesto no fue un fenmeno aislado bajo ningn concepto. Con la extensin y popularizacin del ingls como lengua internacional, los medio audiovisuales, motores de bsqueda y chat rooms, la sopa cultural fue inevitable. Recuerdo con especial cario un par de aos, cuando acostumbraba a reunirme por videoconferencia con amigos de toda Latinoamrica y Europa.
Una vez, por ejemplo, un argentino y yo sufrimos el golpe de la barrera lingstica por decir pendejo, algo que para nosotros fue inofensivo, pero no para el resto. Sin embargo, a pesar de las asperezas, siempre pasamos bien, hicimos alguna que otra amistad perdurable que an sobrevive dcadas despus y ms de un romance pasajero pero, sobre todo, tomamos parte en la formacin de nuestras futuras personas. Tambin, una amalgama shellyana.
Como se dice en la sociolingstica, el nivel de arraigo, en este caso aplicado a pases, no lenguas que en mi caso se mantuvo en una posicin mas bien moderada y en otros se debilit mucho, tambin puede crecer en respuesta a este mundo mucho ms accesible. No puedo evitar pensar en empujes separatistas, como es el caso de Catalua, pero evidentemente fenmenos como ese responden a situaciones mucho ms primarias y antiguas que la relativamente contempornea globalizacin. Sin embargo, los efectos de defensa de lo nacional, no solo en la lengua sino en las costumbres e incursiones culturales, tambin son visibles consecuencia de todos estos accesos nuevos a formas de vivir tan distintas entre si.
La defensa y la asimilacin es apreciable hasta en la opinin de un abuelo sobre la msica en ingls, o la presunta naturaleza extranjera de fiestas como Halloween y, si hilamos ms fino, casi todas . La pregunta quizs sea hasta que punto es algo bueno o malo, para nosotros como individuos, el estar existiendo en una poca encaminada a, sino unificacin, normalizacin de las distintas culturas con acceso a la informacin. Tal vez el futuro, no tan lejano de nosotros, nos de una respuesta